Los mercados ayer volvieron del parón de semana santa con nervios. Donald Trump sigue acaparando noticias y titulares y, como empieza a ser costumbre, dando problemas a los inversores. Lo que nos encontramos ayer es que parece ser que en la administración Trump se está hablando de una posible destitución de Powell, actual presidente de la Fed. El rifirrafe entre Trump y Powell no es nuevo, ya lo vimos en 2018 cuando Trump presionaba a Powell para que bajara tipos y lo acusaba de estar provocando una recesión en Estados Unidos. Ahora la historia es la misma, pero parece que la intensidad de este conflicto está siendo mayor que entonces.
Esto no gustó nada a los inversores, ya que en principio la Fed y el Estado han de ser independientes. ¿Por qué? Porque la Fed es la quien controla la máquina de imprimir dinero y el Estado quien ha de ajustarse a estas condiciones. Si se rompe esta independencia el Estado simplemente no tendrá restricciones, si no que podrá imprimir dinero a voluntad. Podemos ver lo que suele ocurrir siempre que bancos centrales y gobiernos se fusionan y trabajan de forma coordinada en lugar de independencia en países como Argentina o Venezuela.
Por suerte, a pesar de que esta noticia resulta ser muy perjudicial para la confianza de los inversores en el dólar, los bonos ayer apenas lo reflejaron. Sí que se vio una fuerte caída en el dólar que benefició de nuevo al oro, y también se vieron caídas relativamente fuertes en las bolsas, pero los bonos se mantuvieron tranquilos. Y es que, a pesar de las divergencias entre señales, si lo miramos todo en conjunto podemos interpretar lo que está ocurriendo en los mercados.
Las acciones, los spreads de crédito y el petróleo se están comportando como si una recesión estuviera de camino. En principio esto debería de verse acompañado de caídas en los tipos, pero lo que se ve es lo contrario. Para entender esto debemos mirar primero al dólar. La divisa reina sigue sufriendo en lo que llevamos de año y esto lo podemos achacar tanto a los problemas que refinanciación de la deuda que el Tesoro enfrenta este año, como a una menor demanda de dólares debido a estas tensiones inflacionistas. Muchos afirman que las subidas en los tipos se deben a que los aranceles harán que la inflación se dispare. Nosotros la verdad es que no lo creemos así, ya que los aranceles son inflacionistas, pero a muy corto plazo. A medio plazo son de hecho deflacionistas porque retraen el consumo. Por tanto, para nosotros la subida en los tipos se debe precisamente a este menor valor del dólar que se está compensando con mayores tipos de interés.
Y es que no son pocos los problemas que le están viniendo a Trump. Algunos de ellos provocados por sus decisiones, pero para ser justos no todos. La refinanciación de la deuda ya era un problema que Yellen, anterior secretaria del Tesoro en la administración Biden, tenía y que ahora Bessent, actual secretario del Tesoro, tiene que afrontar. La solución de Yellen era refinanciar con letras del tesoro, es decir, deudas a muy corto plazo. El motivo era que financiarse a largo plazo con estas condiciones supondría firmar unos intereses de deuda asfixiantes a largo plazo.
Es precisamente por esto que Trump está presionando a Powell para que baje los tipos, ya que supondría eliminar (temporalmente) un problema sobre la mesa. Aunque suene duro, lo mejor que le podría pasar ahora mismo a Estados Unidos es que entre en recesión y pronto, ya que de este modo Powell tendría excusa para bajar los tipos sin alertar a los vigilantes de los bonos, y Bessent podría refinanciar la deuda a más largo plazo. De momento los datos económicos parecen apuntar a que esta está siendo la dirección de la economía americana.
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