El dato de inflación de ayer nos dio la sorpresa positiva que necesitamos, al menos para no tener otra fuente de preocupación sobre la mesa. Los meses anteriores estuvimos viendo cómo la inflación mensual tanto en el IPC general como en el subyacente empezaba a acelerarse. Antes de esto, ya veníamos observando varios meses en los que esta había dejado de caer, pero a niveles todavía demasiado elevados como para que los bancos centrales se sintieran suficientemente cómodos como para relajarse. Por tanto, no es nueva la preocupación acerca de la evolución de los precios. Por suerte ayer tuvimos un dato bueno en el que pudimos ver de nuevo una tasa de crecimiento de precios mensual relativamente baja. Concretamente, los analistas esperaban un dato de crecimiento del 0,3% tanto en el IPC general como en el subyacente, situando las tasas anuales en el 2,9% y 3,2% respectivamente. Finalmente, la lectura ha sido de un 0,2% mensual dejando las tasas anuales en el 2,8% y el 3,1% y, quizá, devolviendo los precios a un camino más sano hacia el 2% anual.
La reacción de los mercados fue positiva, pero tampoco una cosa realmente relevante. Esto refleja que, en realidad, al mercado no le está preocupando la inflación simplemente porque el problema de los aranceles no afecta a la inflación, entendiéndola esta como la subida generalizada y sostenida de los precios, si no que afecta al crecimiento porque la demanda de estos productos cae fruto de esos mayores precios derivados de los aranceles. Por ello, las bolsas subieron, pero de nuevo empujados por el sector tecnológico y, concretamente, por los 7 magníficos, quienes ayer subieron un 2,30%. El resto del mercado tuvo una sesión más bien plana. El Russell 2000 de empresas de pequeña capitalización subió apenas un 0,10% y, aunque el S&P 500 subió un 0,50%, el índice equiponderado cayó un 0,50%. Respecto a los tipos, a pesar de que este buen dato de inflación debería de ser positivo para los bonos, ayer pudimos ver nuevas subidas en los tipos.
Por tanto, la atención sigue estando centrada en el crecimiento económico y, especialmente en los aranceles, los cuales podrían agravar un problema que ya se viene observando durante los últimos meses. A esto hay que añadir que cada vez más la teoría de que el gobierno de Estados Unidos quiere provocar una guerra está más extendida y aceptada. Algunos piensan que son solo conspiraciones intentando quitarle credibilidad, pero lo cierto es que tiene todo el sentido y, aunque parezca contraproducente, recordemos que no sería la primera vez que algo así ocurre y que los propios bancos centrales están intentando llevar las economías hacia una recesión con la intención de terminar de matar a la inflación. ¿Es raro? Si, bastante, una legislatura dura muy poco como para atreverse a provocar una recesión, querer solucionarla y recuperar la confianza de tus votantes para que puedan volver a votarte de nuevo. Sin embargo, recordemos que en Trump no podría volver a ser reelegido ya que esta está siendo su segunda candidatura y en Estados Unidos está limitado el número de veces que una misma persona puede llegar a ser presidente. Esto explica que, quizá, pueda tener un horizonte temporal de más largo plazo y estar dispuesto a, efectivamente, llevar a la economía estadounidense a una situación de recesión con tipos más bajos, para poder así refinanciar todas las deudas que, precisamente este año, le vencen.
Aquí, como en todo, siempre hay dos caras de la moneda, y es difícil saber cuál es cara y cuál es cruz. Si este endeudamiento se usa con fines poco productivos podría afectar al valor del dólar, el cual está ya en una situación delicada ahora que los bancos centrales de todo el mundo están liquidando sus tenencias en dólares para comprar oro (empezando por China). Sin embargo, usar nueva deuda para cancelar otra deuda más cara, en realidad, lo que hace es mejorar la capacidad de solvencia del Estado, algo que, en principio, debería de ser bueno para el dólar. Como vemos, son muchas las incógnitas y la incertidumbre que rodea a los mercados y hoy volvemos a tener a las bolsas en Estados Unidos con caídas según apuntan los futuros, así como también caídas en las bolsas europeas.