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La resiliencia de los mercados es positiva

GSM&B AV Informe diario de mercados La resiliencia de los mercados es positiva

Los mercados continúan mostrando una clara fortaleza y, ante cualquier caída, se ven entradas de dinero prácticamente inmediatas que devuelven los precios a los niveles anteriores en cuestión de un día o dos. Esto es algo que está mosqueando a más de uno, especialmente cuando su postura es apostar a caídas. El problema está en pretender que el mercado se ajuste a tus expectativas en lugar de ajustar tus expectativas al mercado.

Lo cierto es que las señales del mercado no han de tomarse a la ligera. Son muchos los actores que intervienen en la formación de los precios, por lo que si tenemos a los índices en máximos históricos es porque así lo valora la gran mayoría de inversores. Los inversores, como sabrás porque eres uno de ellos, son personas de carne y hueso cuyas expectativas suelen trasladarse también al mundo real.

Hay un concepto que ya hemos mencionado en alguna ocasión en este espacio, la reflexividad. Esta idea es una idea desarrollada por George Soros que viene a decirnos que en los mercados financieros las percepciones de los participantes influyen en la propia realidad que pretenden interpretar y, a su vez, esa realidad también acaba modificando sus percepciones.

Veámoslo del siguiente modo. Los mercados piensan que las empresas van a tener problemas a la hora de trasladar los aranceles a los consumidores, lo van a sufrir en sus márgenes y, por tanto, van a caer sus beneficios. Los precios, ante esta idea, caen con fuerza.

Esto ya está alterando la realidad económica puesto que esas caídas de precios generalizadas suponen pérdidas latentes o sobre el papel para los inversores, quienes vuelven a sentirse pesimistas al ver estas caídas. La confianza es el combustible que mueve todo, por lo que la caída en esta se acaba viendo reflejada en todos lados (se encarece el crédito por mayores primas de riesgo, cae la inversión y el consumo, etc).

Todo esto inicia un bucle de retroalimentación que acaba llevando a la economía a unos problemas que no tenía. Es una especia de profecía autocumplida, aunque no necesariamente por las causas que preocupaban inicialmente.

Sin embargo, estos bucles de retroalimentación no solo ocurren a la baja, también ocurren al alza acelerando y prolongando tendencias alcistas. Y no es necesariamente malo, de hecho, una de las razones por las cuales ocurre el crecimiento económico es por una tendencia generalizada a invertir, a asumir riesgos que llevan a descubrimientos de productos, servicios o procesos que acaban generando valor y creando riqueza. Para esto es necesario el optimismo.

Lo sano es que las cosas vayan bien y se aceleren gracias a un sentimiento generalizado de confianza. El problema viene cuando las cosas dejan de ir bien y el sentimiento generalizado se prolonga. Digamos que hay cosas contra las que ni el mayor de los optimismos puede luchar y lo único que funciona es adaptarse a la nueva realidad. Factores como desequilibrios de oferta y demanda por factores demográficos, malas inversiones, desastres naturales, etc., todo esto modifica la realidad económica también y obligan a adaptarnos.

Es por eso que resulta tan apropiado tener un ojo puesto en los datos económicos y otro en los mercados, aunque esto último supone adoptar una postura humilde y objetiva, sin juzgar lo que están haciendo, simplemente analizándola.

Hoy tenemos a las bolsas europeas subiendo un 0,60%, seguidos por los futuros americanos que suben un 0,40%. Los tipos continúan controlados en ese rango lateral que se inició hace algo más de un mes y el dólar, aunque la semana pasada subió, continúa en clara tendencia bajista.

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